UNA ESCAPADA A BRUJAS Y SU MERCADO NAVIDEÑO
¡Hola de nuevo! Seguro que más de una familia del cole se ha planteado alguna vez visitar un Mercado Navideño de esos que afloran por todo el mapa europeo apenas se inaugura el Calendario de Adviento. Pues bien, ese fue nuestro caso el año pasado, y tras estudiar varias opciones nos decidimos a aprovechar el desplazamiento y visitar también una de las ciudades probablemente más bonitas del mundo: Brujas. Situada en el extremo noroeste de Bélgica, Brujas (Brugge en su idioma neerlandés) es una ciudad que transpira encanto por todos los poros de su piel, o sus calles en este caso. Conserva un notable aire medieval en sus edificios, y pasear descubriendo sus calles y canales resulta conmovedor y divertido al tiempo. Como muchas ciudades y pueblos de esta región de Europa, gran parte de Brujas estuvo en el pasado cubierta por agua, y para construir el actual trazado que veréis, se tuvo que ganar terreno cubriendo la superficie con tierra y pilares de madera. Por ello hay tantos canales que podréis recorrer en alguna de las numerosas barcas turísticas que ofrecen este servicio, y contemplar la ciudad desde el agua, algo muy recomendable. De hecho, estos canales eran en tiempos auténticas vías de comunicación y comercio, y por ello se han conservado hasta nuestros días con tanto respeto.
Para hacer todavía más amena vuestra visita navideña a la ciudad, debéis saber que Bélgica, además de elaborar la mejor cerveza del mundo (reservada a los papis y mamis ;-) ¡también tiene fama de fabricar el mejor chocolate! En casi todas las calles de la ciudad encontraréis escaparates de esos a los que pegas la cara como tratando de engullir tanto repertorio de dulce en mil formas y sabores. No desesperéis, en la mayoría de las tiendas tendrán un muestrario para que podáis catar esas maravillas. Hay otros escaparates de ensueño y que parecen salidos de las ilustraciones de los cuentos, los de las tiendas de adornos navideños, que a pesar de lo que podríamos pensar, venden sus artículos durante todo el año. Entras en estas tiendas como cumpliendo un sueño de la infancia. Dentro el tiempo se para, y se para en Navidad. Hay tanta belleza que no sabes dónde fijar la vista. En sus repletos estantes y techos se mezclan ilusión y arte hecho fantasía, con brillos y colores de inspiración navideña por completo. En las calles de Brujas sucede algo similar. Los adornos navideños parecen encontrar en ellas un lugar donde encajan perfectamente, de hecho, soy incapaz de recordar alguno de ellos en concreto (excepto el enorme árbol de Navidad que instalan en la plaza del ayuntamiento) dado que combinan con sus edificios en total armonía. Por cierto, otra de las golosinas características de este país, y que también encontraréis en multitud de pastelerías, cafés y puestos callejeros son los waffles, los gofres como nosotros los llamamos, con variedad de combinaciones que os costará elegir. Dicen que el puesto ambulante que se sitúa en la plaza del ayuntamiento de Brujas, frente al enorme árbol de Navidad, tiene fama de elaborar la mejor masa del país. Lo mejor es comerlos en varios lugares ¡así podréis comparar!
Pero sin duda, la sobresaliente sensación navideña llegará cuando, desde cualquiera de las calles que desembocan en la Grotte Markt, la plaza mayor de la ciudad, os deis de sopetón con su deslumbrante mercado de Navidad. Será la gran sorpresa de vuestro viaje, sobre todo si, como hicimos nosotros, guardamos el secreto hasta el momento mismo de entrar en la plaza. Nuestros ojos se llenaron de todo lo que se puede encontrar en un entorno festivo de tradición europea. Las casas que rodean la plaza están perfiladas por miles de bombillitas blancas, como dibujándolas con luz. Los puestecitos muestran objetos de artesanía y decoración muy originales en algunos casos, además de ofrecer dulces o ropa de abrigo. Pero la joya del mercado, sin duda, es la gran pista de patinaje que hace las delicias de los visitantes que se deslizan sobre el hielo alrededor del enorme árbol de luces situado en el centro de la pista. Todo ello bajo la atenta mirada de Belfort, la altiva torre medieval de la ciudad, que preside la plaza desde su flanco sur. El carrillón de su reloj lanza melodías cada poco tiempo y, para nuestra sorpresa, la canción que tocaban las campanas cuando llegamos al mercado era “Despacito”…y todos a bailar! ;-)
A la hora de comer o cenar, no tendréis dificultad en encontrar algún restaurante que sea de vuestro gusto, pues la oferta es bastante variada en toda la ciudad. Lo que sí debéis tener en cuenta es que los precios suben cuanto más céntrico y turístico sea el establecimiento. Bastará que callejeéis un poquito para notar la diferencia de precios. Otra cuestión a tener en cuenta son los horarios, muy diferentes a los nuestros y que os obligarán a comer o cenar algo antes de lo que tenemos por habitual en España.
Lo más recomendable para viajar a Brujas es volar a Bruselas, y una vez allí desplazaros en tren o alquilar un vehículo. Los trenes son muy frecuentes y puntuales, por lo que suponen una buena opción, aunque no son especialmente baratos. Si optáis por alquilar un coche, el trayecto no llevará más de cincuenta minutos por autovía (que en Bélgica son gratuitas), y para aparcar el coche una vez lleguéis a Brujas (donde los parkings son escandalosamente caros) tenéis una interesante posibilidad: el Interparking de la estación de tren, donde podéis estacionar por apenas 5€ al día. Además, con el ticket del parking dispondrás de transporte público gratuito al centro de la ciudad. Realmente no es necesario, pues las distancias son muy asequibles y la estación está próxima a las primeras calles repletas de encanto neerlandés.
Si durante vuestra escapada queréis conocer más detalles de la ciudad y su historia, es muy recomendable concertar una visita guiada. Además de las agencias turísticas locales existe la posibilidad de realizar estas visitas con el servicio conocido como “Freetour”, que encontraréis sin dificultad en internet. Son recorridos en cualquier idioma por lo más interesante de la ciudad, y al finalizar abonas la voluntad, invitando a que, lógicamente, sea acorde a vuestra satisfacción. No en vano, para estos estudiantes nuestra aportación supone una ayudita estimable. Nosotros hicimos la visita el domingo por la mañana y fue muy recomendable.
Esperamos que la información que os hemos ofrecido en este artículo sea de ayuda para quienes os animéis en alguna ocasión a realizar un viaje repleto de encanto. El destino lo merece, palabra.
Juanma Cuevas Vicente

Estrella y Gonzalo en una tienda típica de chocolate

En la pista de patinaje

Reponiendo fuerzas para seguir viendo la ciudad

¡Nos encantan los adornos navideños!